Hoy te contaremos un poco sobre la historia del caestus, antiguo guante de boxeo, que está presente en las batallas desde los romanos.
Como te podrás imaginar, el ser humano siempre ha sentido la necesidad de tener enfrentamientos físicos, ya sea por deporte, diversión o supervivencia.
Y así fue como nació el caestus, antiguo guante de boxeo, con el que se podía infligir un gran daño a sus oponentes, además de proteger los puños de los competidores.
Descubre cómo era el caestus, desde cuándo se utilizaba, cómo se usaba y cuándo tuvo su declive, si eres un apasionado del boxeo, no te puedes perder los inicios de los guantes de boxeo.
Desde el momento en que nacieron los combates cuerpo, los seres humanos, sobre todo los hombres, buscaron la forma de mejorar sus defensas y ataques.
Y siendo las manos y nudillos fundamentales durante las luchas, pronto encontraron la forma de protegerlos y de darles mayor fuerza de impacto.
Si nos remontamos a su raíz etimológica, la palabra caestus proviene del latín, que deriva del verbo caedere que significa pegar o golpear.
La historia del caestus se remonta a los tiempos del imperio griego y posteriormente del imperio romano, cuando las cruentas batallas en campos abiertos no fueron suficientes y el público pedía ver hombres luchando en el pancracio.
En el siglo segundo, los griegos fueron los primeros en proteger sus puños y nudillos con tiras de cuero gruesas que ataban a sus manos para dicho fin. Con ellas podía pelear hasta que uno de los dos oponentes callera exhausto, noqueado o muerto, mientras que las manos se mantenían protegidas en la medida de lo posible.
Fue el hijo de Poseidón, Amycus, rey de los bébricos en Anatolia, a quien se le atribuye la invención de protecciones para las manos, como guantes de boxeo; y fue reconocido por el propio Clemente de Alejandría, un destacado miembro de la iglesia en ese tiempo.
Posteriormente, los gladiadores romanos también adoptaron las tiras de cuero para proteger sus manos y nudillos, sin embargo, los encuentros resultaban tan agotadores, que tuvieron que pensar en algo más.
Así fue como nacieron los caestus; los gladiadores romanos, en un afán de ser más contundentes en sus batallas en el pancracio, añadieron placas metálicas en sus puños, sostenidas por las tiras de cuero. El resultado fue avasallador, especialmente porque peleaban principalmente contra esclavos desarmados.
La imagen más icónica del caestus se puede apreciar en la escultura Púgil en reposo, la cual permanece en Roma, en el Palacio Massimo alle Término.
Podemos decir entonces que el caestus es la evolución de las sencillas tiras de cuero, y el primer precedente para los guantes de boxeo.
El caestus resultó en una increíble arma que causó gran furor por el daño que causaba en los púgiles, principalmente en los que no tenían armas y solo eran “carne de cañón” para divertir a las multitudes.
Los caestus marcaron además los precedentes para los actuales boxers de hierro, usados popularmente en peleas callejeras con gran efectividad.
Incluso se podría decir que fueron la inspiración para múltiples inventos posteriores similares, como los guantes de hierro. Un ejemplo es el poderos guante de Thanos o las inolvidables garras de Wolverine.
Los gladiadores romanos eran los únicos que usaban caestus en sus inicios. Lograron confeccionar unos guantes de piel que llegaban a la mitad del antebrazo, con dos placas de metal sostenidas con el mismo cuero sobre los nudillos de los púgiles.
Pronto se volvieron tan efectivos que su sadismo despertó gran conmoción entre los asistentes al pancracio durante los Juegos Olímpicos Antiguos.
Incluso se menciona que los rostros de los oponentes más desafortunados terminaban destrozados, molidos y desfigurados. Además de presentar múltiples heridas internas, especialmente en los intestinos y costillas rotas, a causa de los fuertes impactos con las placas de metal.
Durante algún tiempo los guantes de caestus gozaron de gran popularidad, eran una especie de barbarismo aplaudido y temido a la vez. Con los cuales, algunos de los más feroces gladiadores romanos se convirtieron en leyenda en el pancracio.
Sin embargo, llegó un tiempo en que la brutal efectividad de los guantes caestus hirieron más que el rostro y cuerpos de miles de esclavos y gladiadores.
Y de pronto, frente a su insuperable superioridad, el caestus pasó a convertirse en un arma que humillaba degradantemente y hasta la muerte, a los miles de esclavos que perecieron frente a éstos sin ningún tipo de protección similar.
Finalmente, los caestus fueron prohibidos en el siglo uno antes de Cristo, pasando nuevamente a la lucha de puño limpio.
Llegando a su declive un siglo después de su esplendor en las luchas cuerpo a cuerpo, porque se habían convertido también en uno de los principales objetivos de las apuestas entre hombres, causando otro tipo de problemas.
Tiempo después, en el año 393, las luchas mano a mano también fueron prohibidas, como una muestra de que la brutalidad no está tanto en los complementos, sino en el propio ímpetu de los oponentes.
Como se puede observar en algunos vestigios de pinturas griegas y romanas, además de esculturas conservadas en perfectas condiciones, los caestus tenían las siguientes características.
Se trataba de guantes estrechos que se amoldaban perfectamente a las manos de sus portadores, las tiras de cuero suavizado cubría hasta el antebrazo. Mientras que el cuero más rígido se encontraba en la parte superior, donde los nudillos se encontraban con un rostro descuidado.
Además, la parte del puño estaba reforzada con placas de hierro, piezas metálicas y pinchos para sostenerlas con firmeza. Mientras que los dedos quedaban libres para poder atacar, defender, derribar y hacer diversas maniobras con los dedos libres.
Y así fue como se sentaron los precedentes de los primeros guantes de boxeo en la historia del pugilismo.
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